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Canet, su mercado y el primer voto unisex del estado

Canet de Mar
Canet de Mar es una pequeña y apacible localidad costera catalana, situada a unos 40 km al norte de Barcelona, cuyas anchas y cuidadas playas, así como su profusión de edificios modernistas, la convierten en uno de los centros de asueto estival de los habitantes de la capital catalana. Podría dedicar un buen rato en explicar las excelencias tanto geográficas como culturales de Canet, sin embargo, poca gente conoce que justamente este pueblo ostenta el honor de haber sido el primero de España en que las mujeres pudieron ejercer su derecho a voto.

Voto femenino en Eibar (1933)
El advenimiento de la Segunda República en abril de 1931, significó el dar la vuelta a la vida política y social que hasta entonces imperaba talmente como si fuera un calcetín. Nuevos derechos, derogación de privilegios de la nobleza y la desaparición de la figura del rey, fueron los cambios más evidentes que la nueva constitución observaría desde entonces. Y uno de los problemas que se pusieron sobre la mesa fue el derecho de las mujeres a poder votar.

Clara Campoamor
Después de intensos debates parlamentarios, en que Clara Campoamor llevó el peso de la defensa del sufragio femenino y otra mujer, Victoria Kent, la oposición a tal derecho (no se engañe, se oponía porque pensaba que las mujeres estaban demasiado influenciadas por la Iglesia y, por tanto, siempre votarían a la derecha), finalmente el 1 de octubre de 1931 se aprobó el que las mujeres tuvieran derecho a voto en el estado español. Pero claro, todo derecho, si no se ejerce, no deja de ser más que papel mojado, y aquí es donde entra en juego Canet de Mar.

Mercado de Canet de Mar
Por aquellos años, el pueblo solicitaba insistentemente que el ayuntamiento proporcionara unas instalaciones cubiertas que albergasen a los proveedores de abastos de la población. O dicho de una forma más sencilla: que les cubriera la plaza, ya que hasta entonces estaban al raso. El Ayuntamiento -en aquel momento de izquierdas- estaba dispuesto, pero como siempre pasa en estas cosas, el presupuesto municipal no daba para pagar las 250.000 pesetas que costaba, por lo que si se pretendía hacer, la administración municipal tenía que pedir un préstamo para poder tirar adelante con el proyecto.

Ayuntamiento de Canet
Pero no todo el mundo estaba a favor de esta infraestructura, ya que los obreros y la izquierda en general, estaban a favor del mercado, pero los tenderos y gente de derechas, temiendo perder ventas en sus negocios, estaban radicalmente en contra. Ante tal división de opiniones, el alcalde Josep Fors i Vidal, en 1932, decidió convocar un referéndum en el pueblo para ver qué pensaba la gente. La fecha elegida fue el 16 de abril de 1933.

No obstante, la casualidad hizo que desde octubre del 31 no se celebrara ningún tipo de referendo ni consulta popular en toda España, de tal forma que aquella sería la primera vez que, desde aprobada la ley de sufragio femenino, las mujeres podrían votar de pleno derecho. Pero el hecho de que participaran mujeres no fue ni mucho menos sencillo.


Can Mir
Dos maestras del pueblo, Emília Domènech y Concepció Gibert, feministas concienciadas con el derecho a voto de las mujeres, llevaron el peso de que las amas de casa participasen realmente en el sufragio, ya que hasta entonces, el papel de las mujeres en la política era poco menos que residual. En casa eran tratadas de forma infantil y el hecho de que pudieran decidir en asuntos más allá del entorno hogareño, era simplemente una entelequia.

Las maestras se encontraron que tenían que convencer casi puerta por puerta a las mujeres para que fuesen a votar, llegando hasta a tener que acompañarlas a Can Mir -una de las grandes casas de Canet de Mar, cedida por sus propietarios para llevar a cabo la consulta- para que ejercieran su derecho a voto. No faltó la oposición de los elementos masculinos más radicales, llegando a toparse con hombres los cuales, como votaban mujeres, no votaron por simple orgullo machista.

La plaza diseñada por Pere Domènech
La votación se cerró finalmente con 1133 votos a favor y 572 votos en contra, por lo que se aprobó la construcción de dicha infraestructura por una aplastante mayoría. Con el beneplácito del pueblo, el Ayuntamiento acabó construyendo en la Riera Buscarons, nº 1, un práctico mercado cubierto de 1177 m2, diseñado por Pere Domènech i Roura (hijo del afamado arquitecto Lluís Domènech i Montaner) que ha perdurado hasta la actualidad.

Después de esta primera votación vinieron muchas otras (no tantas como debiera haber sido, todo sea el decirlo), pero el que va delante es el primero y la votación de Canet supuso el romper con un pasado que discriminaba oficialmente a las mujeres simplemente por el hecho de ser mujer, negando la igualdad básica entre hombres y mujeres. Aún queda mucho camino que recorrer hasta que los estereotipos sociales machistas que han subsistido en este país durante siglos acaben por desaparecer pero, Canet de Mar, con aquella primera votación "unisex", abrió la puerta.

Una puerta que jamás tiene que volver a cerrarse.


El mercado de Canet, fruto del primer voto "unisex" del estado

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